jueves, 19 de marzo de 2009

Las formas de la alfabetización cultural: Comprensión, iniciación y creación en las Comunidades de información

Joaquín García Carrasco- Universidad de Salamanca
Todas las comunidades humanas son y han sido Comunidades de Información. Quien pretenda estudiar procesos, que hayan cambiado o recrecido mucho a lo largo del
tiempo, es sensato que cumpla el principio sabio de deconstruir, descortezar o mondar las descripciones al uso para ver sus verdaderos adentros.

Lo propio hemos de hacer con el proceso de la cultura, hay que desplumarlo y depilarlo de tanto apéndice técnico, científico, arquitectónico, político...y culinario, los productos culturales. Merece dedicar un buen tiempo a indagar en el meollo de la cultura, no a través de sus logros magníficos o sus refinados sistemas de valores, sino desde el punto de vista más sencillo de prácticas de incorporación de conductas no dependientes de la complejidad genética.

En ese momento estamos ante un segundo sistema replicante1, un sistema que proporciona a los humanos identidad, reproducción y evolución culturales; en éste, a diferencia del otro, el humano puede participar con iniciativa y con extraordinaria habilidad, en la creación, en la incorporación cultural y en la transformación cultural. Precisamente estas tareas y prácticas de formación de cultura y de formación de identidad cultural constituyen el meollo de la crianza humana, de la educación. El proceso de crianza de los humanos conlleva, como en otras muchas especies, tutelas sobrevivenciales; y, además, iniciación en las prácticas de la
comunidad, en el a,b,c-de la cultura; ambas cosas machihembradas en el modo de vida.
Donde el ensamblaje parecía más evidente es en la escena de la familia labriega; el ingenio humano con la fuerza del músculo y la agude za intelectual dirige el poder de la Tierra en la dirección del surco, cuida la sementera y el árbol frutal; con parecido cuidado, los mayores se esmeran en disponer las tareas y el afecto para que las crías se incorporen a la comunidad activa y así pervivir y disfrutar, más vivir que dice Ortega y Gasset.

Mirando aquel cuidado de la Tierra y sus términos, Cicerón llamó a esta tutela que genera aptitud social cultura ánimi 2; Virgilio, por idénticos motivos, la denomina georgica ánimi3, cultura como trabajo de y en la mente: iniciación en el a,b,c-de la cultura, lo que los griegos habían denominado paideia 4.
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